lunes, 24 de agosto de 2015

A Esas Persona Especiales.

Nunca les ha pasado que cuando creen que está todo perdido, que cuando todo se ve oscuro, que cuando crees no poder más, cuando estas lleno de rencor y resentimiento, algo pasa.

La verdad debo confesar soy de esas personas que tiende a ser muy comprensiva, cariñosa, espontánea y que muchas veces tiende a ver siempre lo bueno de las cosas y las personas  o bueno eso creo que soy aun! ¿Porque lo dudo? Resulta que así como todo cambia nosotros también y es que han pasado tantas cosas a lo largo de este corto tiempo que tengo de vida  o como algunos amigos dirían se me exploto el castillo de cuentos de hada en la cara  que me ha hecho cuestionarme: ¿Que tanto vale la pena ser como soy?, ¿Debo seguir confiando?, ¿Debo cambiar mi forma de ser?. ¿No les ha pasado?.

Y vuelvo a mi punto inicial cuando me he sentido así algo pasa. Y ese algo es la AMISTAD. Muchas veces perdemos la fe en las personas pero siempre habrá un amigo nuevo o viejo (no importa cuál sea el caso, ya que el tiempo no condiciona la intensidad de nuestras emociones y afecto) que nos dará su mano  para hacernos ver, que aún se puede confiar y eso me ha pasado hace poco.  Es más una de las razones por la cual escribo estas entradas  es por una personita especial que sin saber cómo, ni cuando empezó a ocupar un gran espacio en mi corazón. (A ella infinitas gracias por motivarme y recordarme este hobbie que guardaba en algún lugar y recuerda a estas alturas de la vida todos sabemos que una amistad no crece por la presencia de las personas, sino por la magia de saber que aunque no las veas las llevas en el corazón. Puede que llevemos día, semanas, meses e incluso años sin vernos y que, cuando lo hagamos, el tiempo no haya pasado marmota).

Y es que no hay casualidades. Todo tiene su razón de ser. Las personas no llegan a nuestra vida por suerte, juegos de azar o caprichos divinos. Llegan porque tienen que llegar. Aparecen de las formas más extrañas, raras, románticas, curiosas o simpáticas. A lo mejor no en el momento que más esperábamos, pero sí, en el más adecuado. Aparecen no cuando las pedimos, sino cuando estamos preparados para recibirlas. Esa es la mágica sincronía de la vida.

Ahora entiendo cuando Jorge Luis Borges (Escritor Argentino, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX) cuando en su poema el árbol de los amigos explicaba de una forma hermosa podría decir las clases de amigos que tenemos a lo largo de nuestra vida: “Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren todo el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras apenas las vemos entre un paso y otro. A todas la llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza cada uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro papá y nuestra mamá, nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer con nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuándo no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. También existen aquellos amigos por un tiempo, unas vacaciones, o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca no podemos olvidar a los amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre hoja y hoja. El tiempo pasa el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otra permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es darnos cuenta que aquellas que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son momentos de recuerdos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.”

Y es que es así tenemos distintos tipos de amigos y en esta entrada agradezco a cada uno de mis amigos (personas especiales), por estar ahí y entenderme, por eso a cada hoja de mi árbol le deseo, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Las alegrías y las tristezas de nuestros amigos no son nuestras, ni las nuestras son suyas, pero ambos disfrutamos cuando nos vemos felices. Sabiendo esto, no cabe duda de que lo mejor que nos puede suceder en la vida es encontrar con quien reír, con quien hablar y con quien llorar. Es gratificante saber que alguien se preocupa por tu felicidad y que está pendiente de ti.
Encontrar una verdadera amistad es un gran tesoro, es el ingrediente más importante en la receta de la vida. Los amigos sinceros son aquellos que nos ofrecen espacio para crecer, que no ponen límites en nuestra vida. Digamos que los amigos son capaces de recomponer nuestros pedazos con un abrazo, a pesar de que minutos antes llegásemos a ellos derrotados por la vida.

Los amigos escapan a cualquier orden que queramos establecer. No son los primeros ni los últimos en nuestra lista de prioridades, solo ocupan un lugar privilegiado y único para ellos, un espacio especialmente creado para disfrutar del intercambio emocional entre dos personas que se quieren.

Y es que ya en este punto la verdad es que no es necesario tener muchos amigos, lo importante es tener los mejores. Y es que, generalmente, los amigos se cuentan con los dedos de una mano. Precisamente, es la escasez la que hace que una verdadera amistad no sea un tesoro, sino una inmensa fortuna por algo dicen: que el amor es ciego, pero la amistad es clarividente.


Y es por esto que agradezco a panda, cerdito, conejo, marmota, abeja y el mono (ellos sabes quienes son :D) por estar ahí algunos desde mucho antes a tal punto que me conocen perfectamente y otros desde hace poco, pero que sin darse cuenta han reafirmado ciertos conceptos en mí, mil gracias por estar ahí incondicionalmente y recuerden: “No camines delante de mí, puede que no te siga.  No camines detrás de mí, puede que no sea un guía.  Solo camina a mi lado y se mi amigo.” Albert Camus. 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario